Se adapta y toma de manera sencilla la forma de cualquier lugar en donde se derrama. Si la quiero atrapar con fuerza entre mis manos, se escapa. Fluye muy rapido y se desliza y busca cualquier pequeño resquicio. No busca alturas para situarse en un nivel superior, si para mostrar su dominio: se dirige siempre hacia los lugares más bajos, más discretos y silenciosos sin esfuerzo aparente.
Su goteo continuo puede erosionar la roca más dura. Cuando está en movimiento se mantiene pura y limpia, si se estanca puede descomponerse. No planifica sus acciones de manera consciente y premeditada, ni piensa en los beneficios que producirá; no tiene preferencias, no pertenece a nadie y a todos se ofrece por igual.
Así es nuestra vida. Los obstáculos existen para hacernos caminar cada vez más firmes, para ser mas seguros, para que nada pueda con nosotros...
Para fluir, como el agua.