
Mi cabeza tiene más nudos que los auriculares de mi celular, y mi confusión es más grande que el mundo entero. Pero mi frente sigue en alto, por más de cada derrota que me des. ¿Querés jugar? Vas a tener el juego más difícil que en tu vida viste. Al silencio ya lo dejé atrás, como a todos tus caprichos. Hoy no me voy a callar más. De una cosa estoy totalmente segura: la razón al corazón no le va a ganar nunca.